En una extensa llanura africana
se notan agiles y tímidos un grupo o
colonia de suricatos, cuya principal preocupación es suplir sus necesidades
básicas día a día: conseguir la suficiente comida y tener el albergue que proteja de las noches
frías y de aquellos depredadores que
puedan hacerles daño, esto garantiza en cierto modo la supervivencia del grupo
dando lugar a un círculo del que ni pueden ni quieren salir, pareciera el
Hombre no pocas veces conformarse como el suricato y tal vez obligado por las
circunstancias a solamente intentar suplir sus necesidades básicas, pero existe
un detalle que hace la diferencia,
dentro de estas necesidades está la educación, subvalorada por muchos pero
dueña de la clave de un verdadero futuro en el hombre.
No son pocas las Hienas
perseguidoras de los suricatos quienes quieren hacer de ellos su menú en la
cena, ni pocos los enemigos de la superación del hombre, pues en su ignorancia
es más fácil hacerlo una víctima sumisa de quienes poseen el poder económico en
algunos casos o el poder de la violencia y la opresión en otros.
Esta analogía entre el suricato y
el Hombre (hago la aclaración de que al hablar en este escrito de hombre no estoy haciendo referencia a
género, sino a los seres humanos en general) Nos permite identificar cuán
importante es la lectura y la escritura en tiempos donde tristemente la violencia
permea nuestra sociedad y la escuela no escapa de este fenómeno.
Paso bruscamente de utilizar el
término educación para tomar uno clave en ella: el de lectura, por ser pieza
fundamental en el desarrollo social y personal, y para retomar la pregunta
puntual. ¿para qué círculos de lectura
en tiempos de violencia y en la escuela? Y la respuesta salta a la vista ante
la necesidad de actuar al respecto y dotar de las herramientas a nuestros niños
y niñas para formar su subjetividad, ganando su interés por ampliar las
fronteras de su pensamiento mediante “el explorar, agrandar, y reparar el mundo
interior y unirnos con el mundo exterior” en palabras de la antropóloga
Michéle Petit en la lectura íntima y compartida y poder así un día hacer de
este mundo un lugar más justo y equitativo.
Los círculos de lectura entonces
por la interacción lectora y de escucha entre sus miembros posibilitan la
problematización acerca de las posibilidades que brinda la lectura en la
formación personal, en la consecución de un espacio interno y en apertura hacia el mundo exterior, para así
compartirlo mediante estrategias
creativas e innovadoras alrededor de la lectura; y así no quedarnos como el
suricato a la espera de suplir tan básicas necesidades.
Walter Arias.
Petit, Michele. La lectura íntima
y compartida.
Hermosa reflexión... la idea de los suricatos me encantó... además me recordaste la película Una aventura extraprdinaria...
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