Hoy es uno de esos días en los que como dice Ángel Beccassino "las contradicciones estallan en pedazos"... suelo oir los pájaros cantar tal vez a eso de las cinco de la mañana, veo una hermosa carita pálida soñando, las ramas de la palmera se mecen al fondo de mi ventana, el olor del frío es estremecedor -alguna vez se ha preguntado usted a qué huele el frio?- a las 5 de la mañana me huele punsante y helado, ah es increíble, casi duele... bueno... hay que hacerlo, un nuevo día está ahí, a unos milímetros de mis párpados, que pesados aún sueñan, develan fantasías en agujeros de colores, púrpuras y azules... De pronto la realidad me espera, se ufana de su amargura... mhh... como si no fuera suficiente con haber dejado atrás en cuestión de segundos el más plácido de los sueños, un instante atrás la felicidad parecía sencilla, ahora solo un paso adelante la rutina en la mente se apodera de mi... me doy vuelta y de nuevo veo esos ojitos, -que hermosos son- ¿Qué soñarán? ojalá pudiera ver con la misma claridad lo que ellos ven, ojalá su despampanante luz brillara detrás de mis cortinas ya empolvadas; por un instante sueño que la realidad del sol es diferente, que hoy no quería amanecer tan pronto, que el letargo se había apoderado de su refulgente luz y que el oriente empecinado en no dejarlo avanzar, lo había tomado de sus rayos y como si lo hubiera parido en la alborada de ayer, como reclamándolo, lo ancla a las raíces de su apasionada tierra... ufff ya no más!!! debo despertar, un largo día me espera, la vida como acurrucada esperando tras la puerta me grita: ya estoy harta del olor del frío, levántate de una buena vez que el sol ya está despuntando, no sientes acaso el olor del café? debo comenzar ahora o el maldito tiempo como bufón se burlará de mí en unos cuántos minutos... que ironía -el tiempo y los minutos- con una diacrónica melodía bailan juntos, pero en compases diferentes...

Liliana